El que lo bautizó a
usted. El que le dio su nombre. A él también le tocó la mala suerte de
encontrarse con usted. Desde entonces dije: “Ese no puede ser mi hijo.”
Nos han dado
la tierra
Todos
levantamos la cara y miramos una nube negra y pesada que pasa por encima de
nuestras cabezas. Y pensamos: “Puede que sí”.
Princesas y luchadores
Yo asentí. El efecto de alegría que me había transmitido el
alcohol se extinguió.
El llano en
llamas
Pasaron los
pájaros. Bandadas de tordos cruzaron por encima de nosotros hacia los cerros.
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